En las cotizaciones las cuasi transformaciones afines tienen su existencia localmente y por ello, cabe preguntarse qué es local. Según el escalado que tomemos, una o varias cuasi transformaciones afines pueden ser consideradas locales en ese escalado o en otros, pero no tener ninguna importancia y pasar totalmente desapercibidas en otros. Ciertos fenómenos y características que aparecen en las cotizaciones afectan a un entorno que depende del escalamiento y el lugar en el que los observemos. En una zona en la que uno o varios hechos interactúan, pronosticando probabilísticamente su futuro aún no producido, aparece un periodo futuro indeterminado para cada uno de esos hechos. Así, podemos tener fenómenos en un área temporal que dure décadas, pronosticados probabilísticamente desde décadas atrás, o que duren años, o meses, días, minutos o incluso pocos ticks desde años, meses, días, minutos o ticks respectivamente anteriores. Un área local que dure varias sesiones tiene sus pronósticos y tal área local es semejante a otras áreas locales que duren también varias sesiones, pero estas otras áreas tienen sus propios pronósticos y sus tamaños de lo que es local son distintos. Todos los pronósticos de todas las áreas o entornos comparten los diferentes modos de construirse y de construir pronósticos, siempre son iguales duren por ejemplo meses o minutos, pero su tamaño depende de la propia evolución de la cotización. Localismo nos remite a fenómenos adscritos a un entorno y al propio entorno que puede ser desde grande a menudo en tiempo, parecido a otros entornos de tamaño semejante, pero siempre distintos y dependientes de alguna manera del escalado que tomemos, como no podía ser de otro modo, porque al ser fractal una cotización su comportamiento va a ser el mismo la observemos desde el escalamiento de ticks al de decenas de años.
Recurro a poner un ejemplo geográfico intentando explicar qué es el localismo a través de este símil. Miro por la ventana al patio interior y veo niños jugando en los columpios, plantas en grandes maceteros, otras ventanas del grupo de viviendas, etc. Mi visión y mente en este momento han fijado un localismo y una escala y, en ella, una pequeña flor, que está en una de las plantas de un macetero del gran patio interior, no es un fenómeno que corresponda a mi apreciación del entorno en el que ahora puedo observar fenómenos locales. La flor sé que está ahí porque antes estuve en el patio, al lado del macetero en la que crece y la vi, pero ahora desde la ventana solo la intuyo. Tampoco puedo observar ningún insecto que seguro los hay en el macetero de la flor, ni guijarros ni los granos de su tierra en su compost, ni desde aquí ver más edificios y calles de Valencia. Si dejo de ver por la ventana y me centro en donde estoy escribiendo, en lo que tengo alrededor del ordenador, observo un teléfono, unas sillas, una mesa, una tableta gráfica, unas plantas en macetas con flores, cortinas, etc. La relación con el exterior ha sido suprimida y ahora ‘local’ es más pequeño que el gran patio donde juegan niños. Este tamaño de ‘local’ es más o menos el mismo que si ahora me desplazo a una habitación, pero no así la localización. Si me muevo por la casa observaré más o menos con la misma escala, pero este habitáculo en el que escribo no comparte el concepto ‘local’ con la habitación a la que me puedo desplazar. En cambio, estas dos estancias, junto con las demás de la vivienda sí comparten un tamaño de localismo semejante a las de otras viviendas del bloque en el que vivo, o del bloque de enfrente, o de cualquier ciudad del mundo. El grupo de viviendas comparte tamaño de localismo con otros grupos de viviendas y todos estos grupos conforma un barrio, que es otro localismo, juntos hacen Valencia que es comparable en tamaño a otras ciudades. Si sigo así, se puede apreciar que al final estamos en un país, en un continente y en la Tierra, pudiendo continuar hacia arriba en tamaño o hacia abajo, tomando cualquier ramificación hacia donde se quisiera conforme se profundiza a tamaños más pequeños. ‘Local’ es un concepto ambiguo que presupone un entorno y que lleva implícito de alguna manera un tamaño y una escala, pero este tamaño, esa escala es muy imprecisa y distinta de lugar a lugar. Valencia no es lo mismo que Málaga, por ejemplo, y sin embargo comparte con ella los mismos fenómenos como alcantarillado, alumbrado, suministro de agua, de gas, de electricidad, jardines, avenidas, etc. Mi grupo de viviendas también comparte a otra escala fenómenos como los que tiene Valencia, como son alcantarillado, alumbrado, suministro de agua, de gas, de electricidad, jardín, lugares de tránsito, etc. En mi casa ocurre lo mismo a otro nivel, evidentemente, y esos fenómenos compartidos coexisten en diversos localismos, en diversos escalamientos. En las cotizaciones ocurre parecido, hay fenómenos que se dan en cualquier escalamiento en cualquier tamaño de ‘local’ y en cualquier localismo, pero cada localismo es distinto en tamaño a otros, siendo todos ellos imprecisos.
Un entorno es una zona alrededor de un algo, de modo que ese algo es interior al entorno. En las cotizaciones un entorno como los que me estoy refiriendo como localismo, como área local, es más rico y puede ser una zona alrededor de un algo o una zona desde un algo. En ambos casos hay elementos diferenciados que marcan claramente el inicio del localismo, o bien su centro de acción. Esos elementos diferenciados que inician un localismo o que son interiores al localismo, actuando como una especie de centro, pueden compartir diversos localismos. Perfectamente pueden ser iniciadores de localismos en diversos escalamientos o actuar como esas especies de centros para muchos tamaños de localismo. La esquina del edificio último del extrarradio de Valencia comparte inicio de localismo con su bloque de viviendas, con su calle, con su barrio, con Valencia. En las cotizaciones ocurre igual y aunque los comportamientos locales no afectan a otros localismos del mismo tamaño, existen otros tamaños de ‘local’ más grandes y más pequeños con elementos compartidos en y por varios de ellos. Los métodos de cálculo de objetivos son métodos locales y determinan posibles objetivos dentro de su entorno local, aunque los hay que comparten varios tamaños de lo que es local.
La construcción de una cotización es constante, encadenando y superponiendo localismos de diversos tamaños, apareciendo constantemente fenómenos que inician otros localismos que tienen por delante más futuro. En cada localismo tomado como entorno hay cuasi transformaciones afines y ciertos máximos o mínimos son el resultado de tales cuasi transformaciones. Los localismos nacen de ciertas distancias en precio o en tiempo, siendo estas distancias los orígenes de periodos indeterminados en los que se van produciendo sus cuasi transformaciones afines. Constantemente aparecen distancias resultado de anteriores cuasi transformaciones que son iniciadoras de otros localismos para nuevas cuasi transformaciones. La construcción multifractal de una cotización conlleva la superposición, anidación y solapamiento de localismos que van naciendo constantemente conforme esta se crea.
En una cotización existen localismos superpuestos, solapados y anidados. Quedan aquí representados diversos localismos, siendo la zona negra de cada uno de ellos el periodo en el que se sitúa cierta distancia generadora de cuasi transformaciones afines que se producirán en sus respectivas zonas grises. El fenómeno es constante y se producen en cualquier escalado.